Durante años, el consejo fue claro: aprende a programar. Quien no entendiera cómo funcionaba el software, quedaba automáticamente en desventaja. Luego vino la segunda ola: aprende a usar inteligencia artificial. Plataformas como ChatGPT, Midjourney o Copilot se convirtieron en herramientas populares para quienes querían aumentar su productividad o no quedarse atrás.
Ya no basta con saber usar AI
Sam Altman, CEO de OpenAI, lo dijo sin rodeos en una reciente entrevista: “El futuro no se trata solo de saber usar IA, sino de saber hacer cosas valiosas con ella”. Esta declaración, que parece obvia, marca un antes y un después en la forma en que entendemos el trabajo con inteligencia artificial.
Porque no se trata simplemente de dominar herramientas como ChatGPT, sino de saber cómo aplicarlas para generar valor real. Y eso requiere más que tecnología: requiere pensamiento estratégico, criterio humano, y habilidades que, irónicamente, son más humanas que técnicas.
El informe que lo confirma
El último reporte del Foro Económico Mundial sobre el futuro del trabajo lo deja claro:
- El 82% de las empresas planea capacitar a su equipo para trabajar mejor con inteligencia artificial.
- El 68% planea contratar nuevos perfiles que sepan integrarla en sus procesos.
Pero no están buscando ingenieros de software exclusivamente. Están buscando personas capaces de pensar, analizar, resolver y construir soluciones con ayuda de la IA, no personas que simplemente le pregunten cosas al chat.
El nuevo estándar
El nuevo estándar es claro: la ventaja la tendrán quienes sepan combinar tecnología con pensamiento estratégico.
Esto implica:
- Entender los límites de la IA (saber cuándo usarla y cuándo no).
- Tener criterio para evaluar sus respuestas.
- Aplicar la herramienta a un contexto concreto (no solo generar texto o código al azar).
- Comunicar con claridad lo que se quiere lograr.
- Diseñar procesos donde humanos e inteligencia artificial trabajen juntos.
La nueva brecha no es tecnológica. Es una brecha de propósito. De visión. De capacidad para tomar decisiones y generar impacto.
Ejemplo: Dos personas usando la misma IA
Imagina dos profesionales que usan ChatGPT para redactar una propuesta para un cliente.
- La primera copia y pega el prompt: “Haz una propuesta para vender X producto”.
- La segunda, en cambio, define el tono de voz, investiga al cliente, estructura el mensaje, ajusta los puntos clave, pide versiones alternativas y adapta el contenido para lograr un objetivo.
Ambas usan la misma tecnología, pero solo una está aportando valor real.
Esa es la diferencia que marcará la brecha en los próximos años.
Las habilidades que realmente importan
Según el mismo reporte del Foro Económico Mundial, estas son las habilidades más valoradas para 2025 (y en proyección a 2030):
- Pensamiento analítico
- Creatividad e innovación
- Curiosidad y aprendizaje activo
- Resiliencia y adaptabilidad
- Inteligencia emocional
- Capacidad de liderazgo e influencia
- Uso y control de tecnologías
- Diseño y experiencia centrada en el usuario
- Resolución de problemas complejos
- Comunicación efectiva
Ninguna de ellas es exclusivamente técnica. Lo que se necesita es una mente estratégica, con criterio, que pueda aprovechar las herramientas disponibles para transformar procesos, resolver problemas y crear experiencias valiosas.
¿Dónde empezar?
La buena noticia es que no necesitas ser ingeniero para estar a la altura de esta nueva era.
Pero sí necesitas estar dispuesto a:
- Aprender constantemente.
- Probar nuevas herramientas.
- Equivocarte y volver a intentarlo.
- Cuestionar lo que haces y cómo lo haces.
- Salir del piloto automático y pensar de forma crítica.
Algunas preguntas que puedes empezar a hacerte hoy:
- ¿Qué tareas repetitivas hago a diario que podría automatizar con AI?
- ¿Cómo podría usar IA para mejorar la experiencia de mis clientes?
- ¿Qué parte de mi trabajo me exige pensamiento estratégico… y cómo puedo reforzar esa habilidad?
- ¿Estoy tomando decisiones con base en datos y análisis… o en intuición?
- ¿Me estoy entrenando para liderar en este nuevo contexto… o solo para seguir instrucciones?
De usuarios a diseñadores de soluciones
Usar AI de forma superficial nos vuelve dependientes. Pero usarla de forma estratégica nos vuelve creadores.
El mundo no necesita más personas que solo sepan usar tecnología. Necesita personas que sepan qué hacer con ella.
Eso no significa reemplazar todo con algoritmos. Significa aprender a convivir con ellos y saber cuándo usarlos como aliados y cuándo dejar espacio a lo humano.