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De legado a error: Lo que Jaguar nos enseña sobre el rebranding

En un mundo donde la cultura y las expectativas cambian a una velocidad vertiginosa, muchas marcas sienten la presión de reinventarse para mantenerse relevantes. Sin embargo, esa búsqueda por "modernizarse" puede convertirse en un arma de doble filo, especialmente si se pierde de vista la esencia que las hizo icónicas.

Un ejemplo reciente y revelador es Jaguar, la legendaria marca británica de autos de lujo, que apostó por un rebranding radical. ¿El resultado? Una lección sobre los riesgos y desafíos de transformar una marca con décadas de legado.

Un reinicio necesario, pero arriesgado

Jaguar tomó una decisión sin precedentes: detener la producción de todos sus modelos actuales y desaparecer del mercado durante casi dos años para centrarse en una nueva línea completamente eléctrica.

¿Por qué un cambio tan drástico? Con ventas en caída libre (un 70% menos en los últimos tres años) y una línea de SUVs que no podía competir con Tesla o Rivian, Jaguar sabía que no podía seguir enfrentando a gigantes como BMW, Audi y Mercedes-Benz en una lucha de volumen.

La solución: vender menos autos, pero con márgenes de ganancia significativamente mayores. Inspirados en el éxito de Land Rover, que genera aproximadamente $25,000 de beneficio por vehículo, Jaguar decidió replantear su estrategia.

Pero este cambio radical plantea preguntas importantes:

  • ¿Cómo puede una marca mantenerse relevante tras una ausencia de dos años?
  • ¿Cómo apelar a una nueva audiencia sin alienar a sus clientes leales?

La respuesta no es sencilla, y Jaguar está descubriendo que un rebranding no siempre es la solución mágica.

El peligro de abandonar tu esencia

Jaguar se posicionó durante décadas como un símbolo de lujo clásico y diseño británico. Sin embargo, su nuevo enfoque, definido como “modernismo exuberante”, ha confundido más que impresionado.

En lugar de evolucionar sobre su rica herencia, Jaguar intentó empezar desde cero, desconectándose de lo que la hacía especial. La comunicación detrás de este cambio ha sido confusa, y el concepto parece genérico, sin resonar ni con su base de clientes ni con nuevos consumidores.

El resultado es una marca que parece atrapada en un limbo: sin una identidad clara ni una propuesta sólida en el competitivo mercado de vehículos eléctricos.

Branding fuera de foco: ¿Dónde están los autos?

Uno de los errores más criticados de Jaguar fue presentar un anuncio de rebranding sin mostrar ningún auto. En lugar de generar expectativa sobre cómo este cambio se reflejaría en sus nuevos modelos, dejaron a su audiencia con más preguntas que respuestas.

Para colmo, reemplazaron su icónico logo del “leaping cat” con un diseño más genérico, diluyendo aún más su identidad de marca.

Aunque el anuncio logró más de 50 millones de visualizaciones en 24 horas, la mayoría de las reacciones fueron negativas. Los usuarios ridiculizaron la falta de dirección y cuestionaron la razón de ser del rebranding.

En lugar de capitalizar el momento para generar interés positivo, Jaguar se enfrentó a críticas masivas, exacerbadas por un tono defensivo en sus redes sociales. Esto reforzó la percepción de que estaban más interesados en justificar sus decisiones que en escuchar a su audiencia.

Lecciones clave del caso Jaguar

El caso de Jaguar ofrece varias enseñanzas importantes para cualquier marca que esté considerando un rebranding:

  1. No pierdas tu esencia. Reinventarte no significa abandonar lo que hace única a tu marca. Evolucionar es clave, pero siempre manteniendo un vínculo con tu legado.
  2. La comunicación es fundamental. Los mensajes confusos o genéricos solo generan desconexión. Un rebranding debe tener una narrativa clara que resuene con la audiencia actual y potencial.
  3. Muestra lo que importa. En un sector tan visual como la automoción, no mostrar los autos en un anuncio de rebranding es un error imperdonable. La gente necesita ver cómo el cambio se traduce en el producto.
  4. Escucha a tu audiencia. La defensiva en redes sociales puede ser más dañina que las críticas mismas. Escuchar, aprender y ajustar el enfoque es una mejor estrategia para conectar con los consumidores.
  5. La viralidad no es suficiente. Lograr que la gente hable de tu marca es bueno, pero si las conversaciones son negativas, el impacto puede ser devastador.

El caso de Jaguar es un recordatorio de que el rebranding es una herramienta poderosa, pero también arriesgada. Una ejecución pobre puede alejar a tus clientes leales sin atraer a una nueva audiencia, dejando a la marca en una posición vulnerable.

¿Jaguar podrá corregir el rumbo? Solo el tiempo lo dirá. Pero su caso ya es una advertencia clara para otros que consideren un rebranding radical.