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¿Conoces el síndrome del impostor? ¿Lo has sufrido alguna vez?

¿Alguna vez has ido a trabajar pensando que eres un fraude? ¿Estás convencido de que las personas adivinarán tus intenciones y se darán cuenta de que no sabes de lo que hablas? ¿Te aterra el fracaso?

Si este es tu caso, no eres el único: las personas más exitosas suelen ser las que más se preocupan.

El síndrome del impostor, a veces llamado síndrome del fraude, es un trastorno psicológico en el cual las personas exitosas son incapaces de asimilar sus logros. Quienes tienen muchos logros y triunfos suelen sufrir; así que esta enfermedad no se compara con la baja autoestima o falta de confianza. De hecho, algunos investigadores la han vinculado al perfeccionismo, sobre todo en mujeres. La tendencia a minimizar y subestimar el éxito es significativa en quienes padecen el síndrome del impostor.

Pese a que en tu vida laboral demuestras tu capacidad, ¿estás convencido de que no mereces el éxito que has logrado? ¿Padeces de inseguridad crónica? Los “impostores” rechazan toda demostración de éxito y piensan que es por mera suerte, es decir, estar en el lugar y el momento adecuados, o engañar a otros al pensar que son más inteligentes y capaces de lo que en realidad son.

El síndrome del impostor también cuenta con clasificaciones o tipologías. Puede ser interesante detectar e identificarlas, para esto es importante conocer los cinco grupos de impostores más comunes. Estas tipologías se basan en función de malos hábitos o patrones que nos bloquean a la hora de desarrollar todo nuestro potencial.

Perfeccionista: Esta relación se encuentra en que las personas perfeccionistas y fanáticas del control suelen fijarse metas muy altas. En cuanto estos perfiles no logran cumplir con los objetivos planteados experimentan grandes dudas sobre sí mismas. Por lo general, sienten que para estar a la altura deben hacer el trabajo ellos mismas o tener un mayor control.

Para los perfeccionistas, el éxito no les satisface. Por lo general sienten que lo podrían haber hecho mejor. Esto acaba generando estrés laboral por agotamiento.

Experto: Las personas que sufren el síndrome del impostor y pertenecen a esta categoría siente que, de alguna manera, engañaron a las personas que le contrataron. ‘Tiemblan’ de miedo pensando que en algún momento se descubrirá que son inexpertos en su área.

Superman / Superwoman:  Estas personas que tienen el síndrome del farsante se presionan a ellos mismo para trabajar muy duro y estar a la altura. Utilizan esto como forma de encubrir sus inseguridades. Pero suele suceder que con la sobrecarga de trabajo se manifiestan otros síntomas, trayendo como consecuencia el estrés laboral. Pueden ser problemas en relacionarse con los demás y, lo que es peor, daños en la propia salud mental.

Individualista: Este perfil de individualistas son aquellos que si piden ayuda creen que están revelando sus debilidades y dejando de demostrar lo que valen. Por lo que llegan a un nivel de individualismo extremo.

Genio natural: son aquellas que juzgan el éxito en función de sus capacidades, y no de sus esfuerzos. Entienden que si tienen que trabajar duro en algo es porque son malos en ello o no cuentan con la capacidad suficiente para llevar a cabo determinado proyecto, función o tarea. Creen que tienen que hacerlo todo bien a la primera y cuando no son capaces de hacer algo rápidamente se estresan. Lo que los lleva a episodios de estrés laboral.

¿Qué puedes hacer si crees que sufres del síndrome del impostor?

Un buen punto de partida es identificar comportamientos o habilidades a mejorar con el tiempo. Aquí te dejamos algunos de los factores o afirmaciones que podrías implementar cuando sientas que te estás autosaboteando con alguno de estos pensamientos intrusivos.

  • Acepta que tienes algo que ver en tus logros
  • Céntrate en proporcionar valor
  • Deja de compararte con otras personas
  • Dilo en voz alta: "Es el síndrome del impostor"
  • Cometer un error no te hace un farsante
  • La autenticidad es un engaño
  • Pedir ayuda no es equivalente a debilidad
  • Date cuenta de que nadie sabe lo que está haciendo al 100%

El síndrome del impostor puede ser incluso una especie de ventaja si lo utilizas para crear un estilo de vida más útil y que te sirva para alejarte de los síntomas del estrés en el trabajo. Recuerda que no te pasa solo a ti: hay estudios que indican que aproximadamente un 70 % de las personas exitosas sufren el síndrome del impostor. Cuando compartes con otras personas cómo te sientes, esa sensación de aislamiento y vergüenza disminuye, la empatía y la conciencia de nosotros mismos crecen. Aprovecha ese impulso para dar un paso hacia delante.

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